El siglo XVII fue una época de guerra y violencia como en pocas fases de la historia europea. En ese contexto, se experimentaba el empuje de amar las pasiones de la vida así como el movimiento y el color, como si de una magna representación teatral se tratase. De hecho, se ha indicado con acierto que en las artes plásticas, el barroco intenta reproducir la agitación y vistosidad de la representación teatral.
Al igual que una representación dramática se apoya en un decorado vistoso y efímero, la arquitectura barroca se subordina a la decoración, que ha de ser espectacular. Otra de las características del barroco que se manifiesta:
En la arquitectura, escultura y la pintura es el juego de las sombras.
En la estética del barroco, son muy importantes los contrastes claros curistas violentos. Esto es apreciable fácilmente en la pintura (por ejemplo el tenebrismo) pero también en la arquitectura, donde el arquitecto barroco juega con los volúmenes de manera abrupta con numerosos salientes para provocar acusados juegos de luces y sombras.
Las características generales del arte barroco son:
El desarrollo de nuevos géneros como bodegones, paisajes, retratos, vanitas. Se enriquece la icono grafía de temas religiosos. Existencia de una tendencia y una búsqueda del realismo que se conjuga con lo teatral y lo efectista. El color (que predomina sobre la línes), la luz ( que dibuja o difumina los contornos, define también el ambiente, la atmósfera del cuadro, y matiza los colores) y el movimiento, son los elementos que definen la forma pictórica. También es característico la energía y la tensión. Una intensa espiritualidad aparece con frecuencia en las escenas de éxtasis, martirios y apariciones milagrosas. La insinuación de enormes espacios es frecuente en la pintura y escultura barrocas, el naturalismo.
Las figuras no se representan en los cuadros como simples estereotipos sino de manera individualizada, con su personalidad propia. Los artistas buscaban la representación de los sentimientos interiores, las pasiones y los temperamentos, magníficamente reflejados en los rostros de sus personajes. La intensidad e inmediatez, el individualismo y el detalle del arte barroco -manifestado en las representaciones realistas de la piel y las ropas- hicieron de él uno de los estilos más arraigados del arte occidental.
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